La representación del poder
La historia de la imagen política es tan antigua como el hombre mismo. Desde las primeras hordas (primera forma de organización humana socio-política), el poder lo ejercía aquel al que el pueblo percibía como el más fuerte, dado que garantizaba la supervivencia del grupo. Algunos ejemplos de lo que digo son Cleopatra, Julio César o Marco Antonio.
Las imágenes son una forma de comunicación, de transmitir información, de expresar sentimientos o ideas, de representar la realidad, o mejor dicho de representar nuestra forma subjetiva de vivir la realidad. Al principio eran conmemorativas o decorativas, pero después pasaron a ser testimonios, documentos.
Todas las culturas han creado sus propias imágenes y símbolos acorde a sus creencias. El poder, sea religioso o de otra índole, ha sido durante muchos siglos el impulsor y amo de la imagen, es por esto que las primeras imágenes tan solo representaban a la gente con poder.
En el antiguo Egipto ya comenzaban a representar las primeras imágenes políticas, las de la gente con ese poder, que les permitía ser conmemorados por la eternidad. Por ejemplo esculturas de bulto redondo como la de la cabeza de Nefertiti, los decorados de los sarcófagos o las pinturas y esculturas de los faraones, completamente hieráticos y mostrando superioridad.
Más tarde en Grecia y Roma ocurría lo mismo, únicamente la gente con poder podía verse retratada, como los grandes emperadores o incluso los dioses, que aunque no fuese algo político sí que influía demasiado, ya que las sociedades eran muy religiosas en aquella época, y más tarde la Iglesia sería incluso más poderosa que el rey (en una época más tardía).
Cuando surge la figura del rey, es este el que se ve representado en las imágenes. Los cuadros son únicos y artesanales, así que solo gente con muchísimo poder (normalmente de la corte) tiene acceso a ellos, es un prestigio. Suele haber un "pintor de cámara", que es el artista residente en la corte, al servicio de los mandatarios o reyes. Estas imágenes estaban asociadas al poder, y el poder se servía de ellas para fines propagandísticos y políticos.
Con la aparición de los mecenas y ya no sólo los reyes son representados, sino que la gente o familias muy adineradas también, por ejemplo los Medici, familia de banqueros italiana muy importante.
Con la aparición de la fotografía, poco a poco, casi todo el mundo fue teniendo acceso a la imagen. Empezando por obtener una cuando alguien de sus familias fallecía, para poder recordarle. Más tarde las fotografías se fueron normalizando, y eran una manera más rápida de obtener una imagen. No requerían el tiempo, esfuerzo y profesionalidad que conlleva pintar un cuadro. (No cualquiera puede pintar un cuadro realista, pero hacer una fotografía, ya sea mejor o peor, representa igualmente la realidad).
En la actualidad, cualquiera puede realizar una fotografía y enfocarla como quiera. Puede utilizarse con una función apelativa como hacen los partidos políticos. Añadiendo un eslogan o una frase, incitando a la gente a que les vote y tratando de convencer de que su partido es el mejor. Además cada partido crea un logotipo, con función simbólica que les representa.
Sin embargo y por el contrario, los medios de comunicación son capaces de realizar el efecto contrario. La imagen política no sólo se usa para cosas buenas y para dar poder a las personas, sino que puede servir para hundirlas y distorsionar el mensaje que esas personas quiere dar. Como por ejemplo la imagen del "puedes confiar" - "des confiar" de Rajoy.
Esta visión en contra del poder es más reciente ya que como ya había comentado, cualquiera puede realizar fotografías y manipular la información hoy en día. En el pasado, al ser la gente poderosa los mecenas de los artistas, resulta impensable que las propias obras que ellos habían pagado reflejasen otra cosa que su magnificencia.
A pesar de todo esto, podemos hallar similitudes entre la imagen clásica política, un cuadro de un rey por ejemplo, y la actual, que es la fotografía política. A excepción de las que van en contra de algún político, ambas imágenes suelen representar cualidades buenas de las personas reflejadas: ser fuerte, simpático, cercano al pueblo, decidido... que trata de convencer a todo el que la ve de que es o será un buen líder. Pretende transmitir confianza pero respeto, al espectador.
En ella podemos ver la entrega de premios de la competitición, y los participantes que quedaron en los tres primeros puestos, y que por tanto posaban sobre una estructura muy bien pensada.
La estructura consta de tres cajas de diferentes alturas, y que tienen un número de un color en la parte frontal. La caja número tres, la más baja, asimila el color del bronce, que es el metal con menos clase de los tres. En esta se sube la chica que quedó (de entre los mejores) en el puesto más bajo, igual que la caja. En la caja de altura media se sube la que quedó en segunda posición, representada con un 2 de color plateado, que asimila la plata, el segundo metal con más prestigio de los tres. Y por último en la caja más alta, la número uno, se sube el que quedó en la posición más alta, representado con el color oro y con el premio más grande de todos.
La altura de las cajas, el tamaño y color de los números e incluso la ubicación de cada uno de los ganadores (el ganador está en el centro ocupando todo el protagonismo), son símbolos de poder. Los más poderosos siempre han estado por arriba, rodeado de lujos (oro) y posicionados como los número 1, que significa que nadie tiene más poder que ellos, que son los primeros, los que ganan. Por otra parte fijándonos en los números observaremos que están rodeados por unas ramitas de laurel, que era el símbolo de Julio César, un hombre muy poderoso en Roma. En los juegos romanos al ganador se le coronaba con una corona de hojas de laurel, por lo que también indican poder y prestigio. Y ya por último los diplomas que sostienen entre sus manos. Cada uno con una cifra escrita con el premio obtenido. El número uno es el que obtuvo la suma de dinero más grande, y por tanto, una vez más, se convierte en el más adinerado y en el que tiene más poder en la escena.
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